Y olvidé como era verte
Esta es parte de historia de la
vida real, como cientos de veces pueden ocurrir, esta vez el “enamoramiento”.
Te conocí entre libros,
cuadernos, esferos y pizarrón, aunque no encontré el amor puedo decir que te
conocí y eso es lo que importa. No te conozco más allá de tu rostro y lo que
conozco de tu alma es nada menos que tus gustos y preferencias. No tuve tiempo para
buscar respuestas a las muchas incógnitas que rondaron mi mente. Siempre te
guardé respeto aunque hubiera querido hacer lo contrario. Y en medio de la
confusión logré identificar lo que me ocurría, te admire demasiado y tanto fue
poco para ti. Lo más seguro es que hayas encontrado un nuevo horizonte una
vista diferente a la mía y que aunque estemos juntos, estamos de espaldas
viendo caminos diferentes.
El tiempo que compartimos no fue
chiste, noviazgo, ni enamoramiento fue algo más, una mezcla de todo con un
toque de encanto. Parecía chiste porque mi sonrisa nunca se borró cuando te veía
o escuchaba; fue un noviazgo porque estaba pendiente de ti y esperaba el
amanecer para volver a verte; ¿enamoramiento? si un poco o mucho aún no logró
comprender esa palabra ambigua y llena de varios significados dependidos de
quien los sienta. Para mí, es ese algo que no podemos explicar, cuando un
suspiro corta todo lo que hago, dejo de respirar, olvido todo e incluso el
curso de la vida por esos segundos que dura el suspiro.
Se podría decir que esta relación
fue una dulce amistad en la que preferimos cerrar la puerta de la oportunidad,
el sentimiento se perdió como la llave que servía para abrir el cerrojo,
olvidamos conservar esa llave y sobre todo nos olvidamos.
Y así la magia acabó. Pero ¿el encanto? nos
encantamos cuando nos vimos, tocamos, conversamos y aprendimos. ¿Eso lo podrás
hacer con otra persona?, pues sí, pero no de la manera como lo hicimos, a mí me
encantó y ¿a ti? Responde esta pregunta
con esa cara de duda, sonrisa y coquetería no con ese rostro de tristeza,
impotencia e irá.
Y ¿cuánto hay o qué hay a cambio?
Basta y sobra tu sonrisa indiscreta y tu frase "lo que quiera". Vaya que si te pedía lo que yo quería no lo
hubieras creído, ahora pienso y digo si “hubiera” pedido un beso te hubieras
quedado loco y loca yo que te lo pedía si igual te lo iba a robar.
Pero “hubiera” sólo es una
palabra, no es una clave para ir al pasado y cumplir ese deseo. El día pasa y
mi cariño pierde color pero no desaparece. Yo arriesgué lo suficiente como para
tener que contar, de ti dependía ser parte de esa historia más larga. Y bueno
sólo en ese instante pude comprender mi valor y el tuyo y yo me tengo mucho
amor propio.